PLUMAS EN EL TIEMPO

El aliento de la vida, ese primer llamado por medio del atecocoli, el caracol marino que convoca a reunirse en nombre de la historia y tradición, nubes de copal, seguidas por los latidos que se inflaman y brotan del corazón, la misión del huehuetl y el teponaxtli para llevarnos a buscar en lo más profundo del ser, así comienza la danza, así se abre paso una forma de vida.

El camino rojo es disciplina, son sacrificios, aprender a soltar, enfrentar nuestras debilidades, vencer los miedos que nos paralizan e impiden seguir avante, volverse uno con el hambre en el ayuno, con los extremos del calor en el temazcal o avanzar bajo los rayos inclementes del sol, no dejarse apabullar por el frío en el camino, aquel que cala los huesos y no se tiene con que cubrir el cuerpo, es vivir las ceremonias, encontrar la semilla del amor, es caminar, caminar, caminar… y danzar.

Danzando se encuentra la conexión con la tierra, se vive en armonía con ella, recordar y recrear, es parte fundamental para entender que la madre tierra nos calienta y alimenta, nos obsequia el milagro de la vida y de la muerte, nos acoge en su seno dejándonos renacer, nos enseña que la humildad es el camino a la eternidad.

En los cuatro elementos reconocemos el fuego azul de Huitzilopochtli, el viento amarillo que evoca a Quetzaolcoatl, la tierra roja que pertenece a Xipetotec y el agua que nos purifica con la memoria de Tezcatlipoca.

Flores, semillas, fruta, carbón, se hacen presentes en la ofrenda y la medicina que acompañará al fuego para sanar, el sahumador sobre su paño rojo la acoge, copal, salvia, crearán el divino puente entre el universo y el centro del corazón.

Ser danzante es regresar a las antiguas formas, recordar que aprendemos de los que van delante de nosotros y nunca olvidar quién enseñó los pasos de la danza, respeto a la gente mayor. Danzar es convertirse en guerreros y guerreras organizadas que transitan el camino, pensamientos, palabras y pasos con un mismo fin.

Ésta es la danza, donde se siembran hombres y mujeres nuevos, donde todo se gana con trabajo, cada pluma, cada instrumento, las coyoleras q abrazan los pies y la nueva vida nos muestra los pasos para para andar el camino rojo.

-Teresa Vaquero