TIERRA SAGRADA

Llegar a tierra sagrada es un regalo del universo, es responder al llamado que nace en lo infinito para posarse en el centro del corazón, es abrir los ojos para presenciar que existe un lugar donde se atesora la verdad.

Los primeros pasos muestran un universo que está de fiesta, los colores explotan alrededor, en las alturas y debajo de mis pies, aquí la plenitud del cielo se pinta de color azul y el verde de los árboles viste las montañas con su esplendor.

A cada paso puede percibirse la presencia de sus ancestros, la sangre que corre por sus venas ha teñido de rojo la tierra, lugar que presume su sólido andar.

Otras formas de estar presente en el mundo son posibles, lo sé, ahora lo recuerdo y con los ojos cerrados recibo la bienvenida de las plumas y el tabaco. Me limpian los rezos que brotan de unos labios sabios y la memoria encarnada de unas manos acanaladas por el tiempo de una mujer diligente, con los pies sembrados en el suelo, de pecho abierto y alma de bruja.

Aquí en tierra de magia, habla el fuego, responde la lluvia, cobija el viento. Los guardianes no se hacen esperar, alzo la voz al universo para agradecer todo lo que he visto, he sentido y he vivido, pido con el corazón abierto porque la memoria se haga presente, los hilos con sus colores cobren de nuevo la voz, cierro los ojos llenándolos de estrellas y aquí entre montañas y espinas recobro la fuerza, la esperanza de ver retoñar en cada rincón la sacralidad de nuestra tierra.

Tateikie, San Andrés Cohamiata, Jal.

-Teresa Vaquero